martes, 24 de agosto de 2010

La rosa tatuada de tu pecho,,,,

Cuatro Bacardys, bien bebidos,

tu voz pastosa y lenta

la calma de la noche,

 vomitando un mar

azul sangrante y seco.

Esa curva,ese pecho,

ese sudor candente,

gota a gota escanciado

por tu labio caliente....

Un taxi, 5 euros,

dos escaleras altas,

una puerta entreabierta,

una mano,

una espalda,

un sofá de skay rojo,

un fundirse callados...

tanto músculo, tanto hueso,

tanto estorbo al estigma,

tanta sábana tersa,

tanto cuerpo buscado...

Una música lenta,

Miles Davis a la trompeta.

Sara Vaughan cantando, "

no me dejes tan pronto...."

Una ducha, ese agua,

caliente como bálsamo,

besando poco a poco tus senos,

tus cabellos,
cuanto diera yo siempre,

por morir

en el día en que el mundo

 no supiera

de tu cuerpo

ni el mío.

Ambas manos cerradas,

juntadas

como puños,

 pared contra pared,

unos golpes certeros,

la serpiente mojada

ya busca su elemento.

Tanta piel, tanta sangre,

que derroche

de tiempo...

Lascivo el aire tiembla,

de pómulos de oro

dos rodillas cincela,

dos fragmentos partidos.

Qué dolor, que lamento,

saber que tras la noche

nodriza, no nacen más lamentos.

La linde lleva vino

y pitillos de pulsos,

y un impulso ciego y blanco,

y diez dedos cosidos.

Yo no sé ya que parte de mi



cuerpo es tu cuerpo,

acaso aquella acerva juntura

de unos músculos

tal vez el pliegue torso

que esconden tus lamentos.

O acaso fuera en fuego

esa rosa

tatuada llama a llama

por mis labios

en la tierra fecunda

de tus pechos.

Unos labios mojados,

asomados al viento.

¡Qué cansancio tan ancho,

que dulzura tan honda,

que sentirse de otro.

más sentirse tú mismo!.

Ignoro los detalles de esta

metamorfósis,fue acaso un descenderse,

un acercar, una boca a otro cielo,

a un gota de acaso

 oscuro plomo ardiente

descansando en tu espalda.

¡Que dolida belleza!

¡Que azulada guillotina

nocturna de las manos!

¡Que perderse en un vientre,

y encarnarse en tu cuerpo...!

Desconozco cuando supe

confundido y cegado

que el día ya había apuntado

sus mortíferos tonos...

Adelante, adelante,

 que luzca luz ardiente,

yo supe de otro cuerpo,

muy adentro,muy adentro,

me supe alimentado.

Recuerdo ya dos copas,

un poster enmarcado,

me fijé en sus colores,

un artista, no abdica.                                                      

Unos labios pegados,

mordiendo mis palabras,

dos pieles arrancadas
y tiradas al suelo....

Jackson Pollock recuerdo,

temblaba tras tu cuerpo,

te elegí yo este cuadro,

me adentré yo en tu cuerpo.

¿Ya no fumas....?.

No, no fumo....

mi voz se me resiente,

 la banda no perdona....

Dos gargantas palpadas,

dos caidas al suelo,

dos infiernos abiertos,

uno rojo, otro negro...

cuanta vida le arranco

esta noche a la muerte...

ya no llora tu niño,

 mientras ama su madre...

ya no habla tu boca,

 cuando come en mi pecho,                                  

tanta luz,tanto brillo,

tanto rostro encendido,

tanta fruta arrancada

al árbol más ardiente.

¿ya te vas?...No me olvides....

ese último rasgo,

una piel, cierto pubis,

unos senos naranjas.

Cien cabezas de soles

vomitando la vida;                                               

tanto negro tesoro

fundiéndose en tus pliegues..

Otro taxi,una café,el diario del día,

 6 euros con cuarenta...

Asomarse a la mar, transitando cansancio.

Este mar, oh que mar,

tan lívido y ondulante,

estas olas, estas olas que anoche

 me saciaran...

Y ese cuerpo tu cuerpo,

acequia tan profunda,

hogar de mi cansancio,

frontera de mis besos....





(Juan Manuel Miranda)

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