Diariodelviajerodelanoche

Lo bellamente sublime y lo poeticamente turbador dentro del mundo de la literatura...

miércoles, 25 de agosto de 2010

Una lágrima no mata....

Una lágrima no sirve.


Una lágrima no mata.

Nadie mata a una lágrima.

Nunca una lágrima mata.

Para qué llorar entonces,

si la lágrima no es

el cauce

de una herida tan exacta...



(Juanma Miranda)
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Charles Bukowski: " Hijo de Satanás "

Charles Bukowski: " Hijo de Satanás "
Charles Bukowski, la más impactante prosa de alcantarilla: la indecente energía de la furia, el malhablado lenguaje de los bares y una exhuberante impertinencia constituyen su voz experta en interrumpir la algarabía de "un mundo lleno de canciones de amor espantosas". Entre borrachos y suicidas, Bukowski ha conseguido que los miserables tengan su poeta y que la ironía sea capaz de derrotar a la peor de las tragedias. ¿No podría entonces, llevarnos hasta el infierno y traernos sanos y salvos? Sanos, sí; a salvo, no. Y es que en este viaje, pleno en humor cruel y furia etílica, Bukowski despliega sus mejores artes de narrador despiadado, para ofrecer una veintena de historias sarcásticas, explosivas y absolutamente inolvidables.

Nadie sale ileso: ni el boxeador al que entre round y round le recomiendan tirarse, ni el escritor que va al hipódromo buscando una «acción» que lo arruina, ni el joven aburrido que lleva una prostituta a su casa, ni el actor que trata de escapar a la tiranía de la fama...Ni mucho menos, desde luego, el lector. Hijo de Satanás, «un triste, cómico y potente libro como jamás escribió este importante autor», según la revista View, implica un paseo electrizante por el paisaje de la decadencia. A través de este camino, Charles Bukowski ofrece la llave para abrir las secretas puertas del infierno...

" Mi mision es matar el tiempo. La suya matarme a mí. Se está perfectamente entre asesinos...

" Mi mision es matar el tiempo. La suya matarme a mí. Se está perfectamente entre asesinos...
Emil Cioran

Juan Manuel Miranda

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Cádiz, Cádiz, Spain
Tras más de veinte años en el mundo del periodismo y los medios de comunicación. Y tras un período de paso por el mundo del periodismo on-line y la publicidad,y desde la óptica de mi actividad como escritor,y mis trabajos en el mundo de las artes plásticas como pintor y escultor, me lanzo a la realización de tres blogs digitales: AtípicaUtopía, Diariodelviajerodelanoche y CádizNoticias. Cada blog irá dedicado a un tema explicitamente diferente y especial. En mi blog, AtípicaUtopía intentaré explorar lo extrañamente hermoso, lo poeticamente sublime y turbador, en el mundo de la cultura ,el arte,la literatura, el cine y la historia.De ayer, de hoy y de siempre. El blog, "diariodelviajerodelanoche" será especificamente literario. Allí publicaré poemas y relatos de mi autoría, así como de otros escritores. Por último el blog CádizNoticias, será un espacio meramente periodístico e informativo, donde me haré eco de los temas de actualidad, de la ciudad de Cádiz, donde nací y donde resido, tras varios años de ausencia de ella. http://wwwutopicosanimicos.blogspot.com http://www.diariodelviajerodelanoche.blogspot.com Dirección de correo electrónico : juanmanuel_miranda@hotmail.es
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Viajero de la Noche

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" Hazme un hombre tranquilo y sosegado que va muriendo, sin sentir que muere..." (Juan.M. Miranda)

" Hazme un hombre tranquilo y sosegado que va muriendo, sin sentir que muere..." (Juan.M. Miranda)

" Despierta. La noche es un silencio lleno de estrellas. " (El rumor del oleaje-Yukio Mishima)

" Despierta. La noche es un silencio lleno de estrellas. " (El rumor del oleaje-Yukio Mishima)

Alejandra Pizarnik: muerta por amor a la vida y por amor a la muerte. In memorian

Alejandra Pizarnik (Buenos Aires, 29 de abril de 1936 - Ibíd., 25 de septiembre de 1972) fue una destacada poetisa argentina, eximia representante del surrealismo poético.

BiografíaAlejandra fue la hija de Elías Pizarnik y de Rejzla (Rosa) Bromiker, ambos inmigrantes judíos rusos. Creció en un barrio de Avellaneda.

Su infancia fue muy complicada. Hablaba el español con marcado acento europeo y tartamudeaba. Tenía graves problemas de acné y una marcada tendencia a subir de peso. Estas eventualidades minaban seriamente su autoestima. La autopercepción de su cuerpo y su continua comparación con su hermana la complicaron de manera obsesiva. Es posible que comenzara por esta razón a ingerir anfetaminas -por las que pronto desarrolló una fuerte adicción-, que le provocaban prolongados períodos con trastornos del sueño, euforia e insomnio.

En 1954, tras el bachillerato, ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Permaneció como estudiante de la Facultad hasta 1957, tomando cursos de literatura, periodismo y filosofía, pero no acabó sus estudios. Paralelamente tomó clases de pintura con Juan Batlle Planas.

Lectora profunda de muchos y grandes autores durante su corta vida, intentó ahondar en los temas de sus lecturas y aprender de lo que otros habían escrito. Así se motivó tempranamente por la literatura y por el inconsciente, lo que a su vez hizo que se interesara por el psicoanálisis.

Para contrarrestar los efectos de las anfetaminas, consumía con frecuencia fármacos para dormir. A los 36 años se quitó la vida ingiriendo 50 pastillas de un barbitúrico (Seconal) durante un fin de semana en el que había salido con permiso del hospital psiquiátrico "Pirovano" de Buenos Aires, donde se hallaba internada a consecuencia de su cuadro depresivo y tras dos intentos de suicidio.

Faltó tiempo para la gran empresa literaria. Alejandra decía que tenía que escribir una novela y que habría de aprender una nueva gramática para llegar a ese fin que rondaba por su cabeza.

Hoy, tiene un monumento en la calle Guemes en Avellaneda.

ObrasDejó como legado una vasta obra, a pesar de su corta vida: un extenso poemario, así como muchos escritos y relatos cortos surrealistas, y alguna novela breve. Entre los principales se cuentan:
La condesa sangrienta. La tierra más ajena. La última inocencia. Las aventuras perdidas. Otros poemas.
Árbol de Diana. Los trabajos y las noches.
Extracción de la piedra de locura. El infierno musical.
Poemas no recogidos en libros. Exilio
Bibliografía: Piña, Cristina, Alejandra Pizarnik, Buenos Aires, 1991.

Unmothered Americas: Poetry and Universality (sobre Alejandra Pizarnik, José Lezama Lima, and Giannina Braschi), editor: Rodriguez Matos, Jaime, PhD, Columbia University, 2005.

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Al final de los tiempos....

Hemingway, el gran león
de los novelistas
de la generación perdida,
se levantó una mañana
muy temprano,
tomó su escopeta
de dos cañones,
la cargó con dos cartuchos.
Salió a la nieve.
Lindaba la noche con el día
en la batalla que le deja
a las auroras
las heridas abiertas
y esa licuada sangre
como un retazo de
herida mal cosida
que tiene el amanecer
al despertar a los hombres
de su sueño o su infierno.
Se preparó el rifle
apoyando el cañón
contra la garganta.
Y un chasquido.
Atrás quedaron sus inicios
en el Toronto Star,
sus crónicas de boxeo,
sus reportajes desde
el frente de la ciudad
universitaria de Madrid,
sus margaritas y
daikiris para
desayunar en el Palace.
Su entrada en París,
subido en un tanque
de la división acorazada
del general Leclerc.
Sus luchas hasta la muerte,
con ignotos espécimenes
de los mares, en su yate Pilar...
su cervezas, sus orgías,
Ava Gadner, Lana Turner
y todas las demás que
le llamaban papaito,
mientras se dejaban follar
por este león
de la literatura americana.
William Faulkner se vestía
con pajarita y perseguía
ninfas vírgenes en
Sunset Boulevar, en el paseo
del crepúsculo.
Que gran frase la del viejo
de Mississippi: " Entre el dolor
y la nada, prefiero el dolor.."
Hemingway era del signo de
cáncer como yo.
Hasta ahí todo el parecido.
El se quitó de enmedio
cuando sintió que le faltaban
los cojones que le habían
sobrado toda su vida.
Reducía la vida y la literatura
a lo puro, a lo esencial,
a lo auténtico: la vida, el amor,
el placer, el dolor, la muerte,
la dignidad vencida o
perdida...
El reduccionismo perfecto
de los maestros que están
de vueltas de todo, y han mirado cara
a cara el cañón del revolver,
en su negritud de túnel de la muerte.
En una estación de
autobuses, camino
de regreso al sur, hacia la costa,
hacia el mar donde brillan,
los líquenes y los huesos
de los ahogados más bellos
del mundo,
una anciana
me pide que le sintonize
la radio para oir
" Radio Evangelio";
¿para qué quiere oir usted
esa porquería? ", le respondí,
atajos de beatas murmuré
para mí, la beatería
es el último refugio de los
cobardes, le dije a la cara,
¿Conoce usted a Steinbeck,
y a Homero, y a Dante y a
Lautréamont, creame vieja,
Lautréamont le pondría los pelos
de punta,
ella me contestó:
" al final de los tiempos
veremos quien tiene razón."
" al final de los tiempos, todos
seremos menos que el polvo,
y nadie habrá sabido nunca
si ha tenido razón en esta
puta vida..."
pensé para mí mismo,
sin decirle nada para no
enrollarme en una discusión
cansina con una vieja beata.
Y recuerdo otro mujer,
en un hotel de carretera,
la conocí en el bar del hotel,
nos fuimos a un reservado,
le meti mano por debajo
de la mesa, y a ella le gustó...
Pedimos una habitación,
y a la media hora vino
el gerente a aporrear nuestra
puerta por los gritos que ella
daba.
Bueno, no puedo decir que no
me sintiera halagado ante tanto
derroche de pasión y lujuria,
pero me llevé un chasco
cuando ella me dijo que era
sorda y que se había quitado
el audífono para follar,
no le noté el aparato
pues lo cubría su larga melena rubia,
y claro ya se sabe que los
sordos hablan a gritos
por que ni se escuchan ellos mismos,
y las chicas guapas pero sordas
gritan como alma que les lleva el diablo
en el acto, porque no se oyen,
aunque te aporreen las paredes
en los otros cuartos, y yo le decía
al oido, cariño, un poquito más bajo,
y ella que dale, que gritando y
gritando, hasta que como digo
llegó el gerente. Y los dos
a la puta calle. Y eran las cinco
de la madrugada, y hacía una rasca
que helaba el aliento,
y quemaba los ojos, y parecía
que te hubieran amputado, la nariz y las
orejas, porque no te sentías nada.
Y pensé en la frase de la anciana:
"al final de los tiempos
veremos quien tiene la razón..."
Pensé que el final de los tiempos
llega a cada uno en distinto momento.
Para el alcohólico el final
de los tiempos es cuando su botella
de Bourbon agoniza con su última gota,
para el poeta cuando sabe que todo
lo que ha escrito no le salva ni medio
gramo de carne de la soledad
y del infierno,
leí de un joven violinista de la
Universidad de Berkley, al
que dos compañeros homófobos
le pillaron besándose con su novio,
le hicieron la vida tan imposible
que acabó tirándose del Golden Gate
en San Francisco,
y los diarios se hicieron ecos del tema,
y en su tumba nunca faltan flores,
hasta que alguien se olvide de ponerle
esas flores, y ya sólo será una
tumba más,
con hierbajos creciendo en derredor,
y una solitaria letanía de insectos
pululando por su nombre de
blasfemo maldito, de pecador
del pecado nefando.
y ya ese será, habrá sido mucho antes
su final de los tiempos...
Releo a Dostoievski:
" El verdadero dolor, el que nos hace sufrir profundamente,
hace a veces serio y constante hasta al hombre irreflexivo;
incluso los pobres de espíritu se vuelven más inteligentes
después de un gran dolor...."
Y sí es cierta, la frase del autor de Crimen y Castigo,
pero carajo, es duro, ser sabio
a fuerza de que el dolor
te marque sus letras una a una en tu
espina dorsal, y deletree tu nombre,
el nombre del dolor, palabra a palabra
por la roja cloaca de mi sangre...
Y puede que yo también hoy que estoy solo,
sintonize también " Radio Evangelio "
¿ Que mal mayor, ya puede hacerme ?.
Quizás me duerma, como me duermen sus
labios abrasando beso a beso el fuego de mi cuerpo,
lamiendo mis recónditos placeres escondidos,
liberando la ciega rabia que me ata los
músculos y me pone un doble by-pass desde
mi corazón a mis testículos.
" Hermanos, no temáis al pecado de los hombres;
amad al hombre aún en su pecado, pues
un tal amor aseméjase a Dios ".
Continuaba el viejo y beodo Fiodor...
Saco de mi cartera, la añeja foto
en la que estoy con un bañador a rayas,
de punto, que me hizo mi madre
y que el jodido no se secaba ni a tiros.
y terminaba el día con la entrepierna pelada,
en el borde del mar,
en la playa, rodeado por espumas lechosas
y con esa sonrisa de felicidad eterna
entre mis labios, que duró
la eternidad de apenas unos años.
Le doy la vuelta a la fotografía agrietada
por los bordes y releo el poema de Rilke
que escribí cuando aún las cigueñas
volaban sobre el estrecho, sobre los picachos
helados de las montañas del Atlas marroquí,
para invernar, entre naranjales y palmeras;
el poema de Rilke que decía al final:
"la única patria del hombre es su niñez..."
Y rememoro en mi memoria los cuerpos
en los que he descansado mi osamenta.
Y las apuestas de carreras de caballo,
Y las noches en que no se sabe ni con quien
se ama, pero se ama tan a fondo,
que no importa el cuando, ni el quien,
pero si el como, y la pasión,
y el cuerpo que como decía Shopenhauer
nos rescata amándole, de la muerte.
Y me apetecen huevos con baicon.
Y una buena cerveza.
Y pensar que por suerte
a diferencia de Hemingway,
nunca me fue la caza y no tengo un armero
bien surtido.
Y eso está bien porque te quita de malas
tentaciones.
Evitada la tentación de levantarte la tapa
de los sexos, evitado el peligro..
¿He dicho la tapa de los sesos,
o la tapa de los sexos..?
Y es que no puede ser , siempre pienso
en lo único.
Hoy es ya primero de mayo, y las chicas
empezarán a llevar esas camisetas de tirantes
ajustados que le marcan los senos,
y las caderas,y el sexo, y los pantalones ajustados
con buenos culos.
Y me bebo una Mahou, y dos, erupto, y aplasto
las latas con mis manos, y pienso que me
da igual cuando llegue el final de los tiempos.
Y salgo al sol de la mañana, y siento su calor
por mis venas, corriendo como bálsamo
sanante por mis arterias anoche carcomidas.
y leeré en una terraza de un chiringuito, los resultados
de la jornada de futbol.
Y Hemigway, y Faulkner, y Dante
y Homero, y Puskin y T. S.Elliot, me la sudan en
este momento.
En este instante, en este único instante
en el que tengo la certeza de que yo aún estoy vivo...

(Juanma Miranda)

Inventario

Hace tiempo que abandoné

esa blasfemia llamada

normalidad..

Leí esta frase hace años,

no se donde, ni de quien

es, ni quien me la dijo,

pero coño, como

se ajusta a lo que pienso

de la vida.

Desde pequeño, fui

un niño extraño, furioso,

gamberro, noble,

malo, perverso,

caritativo, que se extasiaba

las noches de tormenta, contemplando

el zigzag en los cielos de los relámpagos.

Hablaba con mis hermanos los pobres

con suaves palabras.

Les daba mi bocadillo

de tableta de chocolate,

o de mortadela, preparada

por mi madre para el recreo

en el colegio.

Sí, era malo, era gamberro,

le subía las faldas a las niñas

para verles las bragas de puntillitas

blancas, y la hondura de su sexo.

Quemaba árboles de Navidad,

con tres años me corté las venas

de las dos muñecas, en un ataque

de furia, al romper un cristal de una ventana.

Recuerdo en mi memoria, grabado como el fuego

el lavabo lleno de mi sangre,

la carrera de mi tío

apretandome las grietas rojas

de las muñecas hasta la casa de socorro.

Aún acarico

la cicatriz rugosa de esa herida...

en el centro de dos venas azules quee se cruzan.

Sí era de la piel del diablo, pero

nunca pude volverle la cara

al dolor ajeno,

nunca pude desde mi infancia

pasar de largo ante el sufrimiento de los otros.

De los "desechos" de la sociedad bien pensante

los que la vida "normal" dejaba

en sus orillas olvidados.

Y bueno, me estoy dando cuenta que

esta es una puta confesión en toda regla.

Y no me importa, Ya sé que mucha gente

ya va diciendo por ahí que yo estoy loco.

Pero mi conciencia esta limpia,

y mi alma está limpia,

y mi corazón es bueno,

y mis manos son generosas,

y mis venas son ríos para

quien me necesite.

Y pienso que ya llegó la hora de poner

las cosas en su sitios.

Y poner los mismos encima

de la mesa, ante tanto cotilla

de mierda que hay en esta vida,

Ya sé que que muchos dicen

en esta ciudad dicen que yo estoy loco,

o que soy "raro",

pero bendita locura

la que me hizo así.

No la cambiaría por ninguna

de sus asquerosas vidas.

He amado y pecado como María Magdalena mucho,

y he sido amado, también,y han pecado conmigo...

he sufrido, he hecho sufrir,

se me han muerto los seres más

sagrados de mi vida entre mis brazos...

y sí, he sufrido como un poseso,

y gritado de dolor, y sangrado de rabia,

y me he roto de pena, y he llorado de amor,

y me he extasiado del placer que me han dado

o que he vertido y de tanta felicidad como me han regalado..

y hablan a mis espaldas, y siento

que la vida usa la tinta de mi sangre

para escribir mi último poema.

Es extraña esta cosa de la vida,

es como un juego sin sentido,

como una ruleta rusa, con seis balas en el cargador

No tienes salida, una bala, una calumnia,

un amor desdichado, una muerte confusa

en el asfalto, una cara de niña amortajada,

un infarto a su hora, una vida escapada

entre mis brazos...

Y que más deciros, sigo aquí, y una chica de

inmensos ojos verdes dice que me ama,

y yo siento en mi corazón, y en mi estomago, y

en mi sangre, que yo también la amo.

Y que quisiera que fueran sus dulces ojos

claros lo último que viera de este mundo.

Me parece que este dichoso poema

me está saliendo casi cursi,

yo lo quería duro como las madrugadas insomnes,

como la soledad en el primer viento del otoño,

como el fin de año, a solas, con Bukowsky y una

buena botella de mojito Bacardi,

y agotarla y acostarte,

porque esa noche del año, no tienes

ese cuerpo caliente y el sexo que deseas

entre tus manos.

Y veo que la vida a mi alrededor se va apartando.

Que ya faltan los mejores.

Que faltan los más buenos.

Los más inteligentes. Lo más nobles.

Los de corazón contrito. Las más bellas.

Que tengo una última oportunidad de evitar

una llamada telefónica a mi casa,

que nunca, nuna sería contestada.

Y bueno ya me han avisado, de que el mal

mortífero heredado

la familia ya me aguarda. Cardiopatía

mitral severa, la ha llamado un médico.

Yo le llamo quedarse como un zombie,

viendo en la tele un programa basura

con el gesto torcido por el dolor de la dentellada

en tu pecho...y babeando

y llegar tarde hasta a tu propio entierro.

Hoy amo a una chica, dios o el demonio,

pues a ambos me encomiendo y a ambos invoco,

quieran que la cosa salga bien y su piel y sus labios

sean mis sábanas en las noches frías de este invierno,

y no ahogue yo mismo, como hice tantas veces

al pájaro de la felicidad entre mis manos.

Y no vaya de bar en bar, cada vez

con más años,más arrugas, menos ilusiones

y el corazón más huérfano,

contando la historia de mi vida, para

conseguir un polvo que me salve de la muerte

o del silencio, o de la soledad de la noche,

en una cama fría...como un sudario...

Y que al final yo no sea un viejo con la bragueta abierta

que no recuerda ni su propio nombre y

solitario. Un viejo de esos que pelean

con los vecinos por la basura,

y se acostumbran tanto a la soledad

que se asustan al recortarse la barba

y mirarse asombrado ante el espejo.

Pero si la soledad es mi camarada

será una vieja compañera de fatigas.

Y escribo esto, porque a estas alturas del partido

ya todo me importa un carajo, salvo la luz de la mirada

de esa chica, y porque hay que hacer

inventario.

Y poner las cosas en su sitio

Para morir matando si hace falta.

Para no perderse en el silencio.

Para defender con mis músculos,

con mis tendones, con mis fibras

al niño que yo fuera, y al amor

del que cosecho sus frutos en este instante.

Para dejar claro que hace ya muchos años

que abandoné, sí, esa blasfemia

llamada normalidad....

Desnudo nací,

reza un dicho...

desnudo moriré,

nada perderé.....

Pues, así dado,

es justo el trato que me ofrece

la vida, y yo lo acato....



(Juanma Miranda)

Pasadizo secreto entre dos cuerpos

No hemos nacido para el odio,
sino para el amor
Una hora caliente,

densa como el humo

de un té de canela

y de pétalos de rosas.

El vacío del instante preciso

de tu ausencia,

en cuerpo y piel presentes,

alquimia de tu esencia,

paseando ante mí,

con tu cuerpo vacío de tí

y lleno de mí,

y con mi sangre desbordada

de mí, e inundandote a tí.

Nuestros labios, como aguas

goteantes en nuestros besos,

y una gota, descendiendo

liberrima, disoluta,

sexual, visceral,

placentera,

recorriendo el largo

camino de nenúfares

flotantes, desde

tu cuello mordido,

a tu cadera...

Limpio corre el

aire de la tarde ya

roja, y de negritud

de concavidades

placenteras exploradas,

tu me comes, por

no morir de mi hambre

la carnal anatomía,

y yo siembro la blanca

lluvia de las semillas

de los amantes

dormidos, pulso

a pulso en tu cuerpo silente.

Forjamos animales

mitológicos, con

la materia inaccesible

del deseo.

Tú me buscas, en el laberinto

nocturno, de las manos

y yo cerceno en tu garganta

una brizna de gemido

con un beso.



(Juanma Miranda)

Tras nuestra puerta


Tras nuestra puerta



Metí la llave

y abrí la puerta.

La puerta de la que

fuera nuestro hogar;

hogar de noches de lujuria,

y risas de desayuno,

de cabellos al sol,

y de ojos verdes secándose en

la ventana

goteando miel

hacia los vientos.

Tras de ella,tras nuestra puerta

aparecieron ante

mis ojos,

las montañas magníficas,

y los relámpagos cortando

a cuchillo, la faz violeta de la

oscura noche,

y un lago negro,

como un alma negra,

y diez auroras boreales.

En el umbral de la

puerta abierta

por mi mano,

me quedé paralizado,

contemplado

las Perseidas en llamas,

romper el cielo

como las lagrimas

de los arcángeles.

Pude ver, el viento

tocando una sonata

de Brahms

de violines y viola, con

las copas de los árboles,

y al mar, abrir su boca

para tragarse a bocados

de besos y de deseo,

a una luna promiscua

y lujuriosa.

Cruzaron ante mis ojos,

tras la puerta, las aves

de colores infinitos,

los peces de las fosas

más profundas.

Pude observar, los ojos

púrpuras de los muertos

amados, caminando con

una placentera mirada

de sosiego,

cultivando rosas de amor

junto a sus tumbas,

y ofreciéndomelas con

las manos abiertas.

Al abrir la puerta, percibí

el olor de las mareas de agosto,

el olor de los jardines de mandrágoras

de las profundidades abisales.

Y el aroma de la tierra tras la

lluvia, y la paz de la tierra

tras cubrirse las trincheras

donde corrió la sangre.

Me he disipado las pupílas

con neones eléctricos,

naves espaciales cruzando

las fronteras de la galaxia,

entre estallidos de magma

de volcanes al rojo.

He visto correr la lava

ante mis pies, como lengua

de fuego del alma más

secreta de la tierra,

y torrentes salados, de agua

del pigmento del vidrio,

y la luz más clara e infinita

que nunca pudieron vislumbrar

mis ojos u ojos algunos.

Sí he visto todas esas cosas

tras la puerta ignorada del silencio.

Pero no te ví a tí, a quién más

deseaba contemplar. No te ví.

No te ví.

Guardaba el misterio de tu

imagen el olvido, el vientre

dormido y oscuro de nuestra

casa, antaño iluminada

y riente. Y hoy callada como

la muerte más terrible.

Y yo cerré

la puerta, y volví tras mis pasos.

Y olvidé los universos paralelos

preñados de belleza que existían

tras esa puerta.

Fuera, en la calle, sólo existía

oscuridad y silencio,

y la lluvia y el viento

me azotaban el rostro.

Y arrojé la llave de esa puerta

del edén prohibido,

en una acera mojada de la calle.

Y continué caminando.

Y miré al suelo,

a la negrura de la noche,

al silencio.

o al olvido.

Y se que caminaré ya

toda la vida,

por un pasillo sin puertas.

Por una avenida de palmeras salvajes.

Sólo con el sonido de mis pisadas

como eco, y recuerdo de que aún vivo.

La llave de la caricias y los besos,

de la sangre caliente y del deseo,

mojada quedó, postrada en el asfalto.

Bajo la lluvia.

Bajo la eterna lluvia quedó.

Ya para siempre


Hablame del viento...


Hablame del viento...

A veces siento
como crujen lejanos
los glaciares contritos,
como levitan
los mares silenciosos
y oscuros, y azules casi negros.
y como bajo su
inmensidad,
evanescentes criaturas
pasean por su simas silentes,
abisales,
con ojos eléctricos,
y columnas vertebrales
luminosas,
allí abajo,
casi en el infierno
de los mares.
Y la noche es inmensa,
es eterna, en esta
cama vacía,
en la que aún sobrevive
tu calor,
donde aún tus jirones
de pieles se adosan
a las sábanas.
Cuando hace apenas
un crepúsculo
te ví hacer tu maleta,
con tu ropa interior
bien plegada, y tus
vaqueros y tus (nuestros)
lubricantes intimos,
esos con los que me
hacías sentirme como
un semidios, entre
tus muslos.
Y la noche, es roja, como de fuego,
y negra como la soledad
de un sueño que no llega,nunca
que no llega nunca te lo juro,
una noche púrpura y dorada como los
hologramas que contemplo
tras fumarme esa hierba
que le compramos al tipo
mexicano, de la navaja
con mango de nacar.
Y la melancolía no mengua,
hora tras hora, crece
con los números de néon
del despertador de la
habitación de hotel,
parpadeando,sin pausa,
como neones del pub
en que estuvimos anoche,
con billares,
y un humo de incendio
de los cuerpos,
y Van Morrison
desgranando la letra
de la balada " Melancholie".
Y esa noche, decidimos
volver a lo nuestro.
Esa noche, rodeado de media
docenas de botellas de cerveza,
decidimos que la vida
no existía para ninguno,
sin los lugares ocultos
del placer que nos descubrimos
cada noche. El uno en el otro
Y decidimos alquilar la habitación
del hotel para echar
un buen polvo,
y comenzar así un periodo
un poco feliz en nuestras vidas.
Pero no se porque se jodió
la cosa,
una frase mal dicha,
un adjetivo que hiere y que mata,
una sintaxis muerta, sobre
el marmol falso de la mesilla
de noche,
abandonado junto a una colilla
aún humeante en su agonía.
Y me llegan olores lejanos,
y visiones como de electroencefalogramas,
y te veo con tu maleta de ruedas,
en la estación de autobuses,
esperando la conexión
para Ciudad de la Bahía,
y un individuo ofrecerte un cigarro,
y querer hilar la hebra contigo
y mirarte promiscuamente,
y pasarte una mano babosa
por tus labios.
Y yo quiero matarle. Tomar
su sangre para saciarme,
para tranquilizarme,
para poder dormir,
una noche por fin.
Y soñar contigo, en esta
habitación de hotel
que aún conserva
tu olor de hembra satisfecha.
Y me hundo el rostro en la almohada,
para ahogar mi grito,
para borrar mis lágrimas,de la vida
real que transcurre afuera,
entre los coches que toman
la autopista, con la música a toda
pastilla. País de horteras.
Esas lágrimas que corren como ríos por mis
mejillas, y llegan
en gotas lascivas hasta
mi cuello, aún con la hendidura
marcada de tus labios.
Y lloro, lloro, a borbotenes
con la cara hundida en la almohada.
Y tú ves ya amanecer, sentada
en el coche de ese tipo que
te ligó en la estación de autobuses,
y ya hueles al olor salobre de la mar,
y empiezas a sentir el calor
del primer sol dorado sobre tu rostro,
y el hombre, tu nuevo hombre,
pone la radio, y salta una emisora
de blues de poca audiencia,
y se escucha a John Lee Hooker,
cantar una canción triste
que antes te hubiera desgarrado
el arma, y te hubiera hecho buscarme.
Llamarme al telefóno de madrugada,
oara oir mi voz, y sentir mi respiración.
Pero ya tienes un nuevo hombre.
Y supongo que lo nuestro
se acabó para siempre,
aunque quizás en ese viaje
circular de la existencia, te vuelva
a ver en una calle perdida,
en una avenida sin nombre,
de una ciudad a la que llegue
como llevado por la rutina
del viento,
en una hora sin tiempo, y
bueno todo esto no son más
que sueños rotos,
sueños rotos que intentan atraparme
y chuparme el último vestigio
de vida que me queda,
y yo digo tomadme, no lucharé,
abridme desde dentro, caminad por mis
ansias, saciaros poco a poco.
Mi vida comenzó al silbar
tu viento, la calle y el frío,
azul es la negra la perra
blancura de tu rostro súbito.
La estrofa más herida,
La lengua más fría royendo
mi pulso.
Me buscas, me ladras,
me ensarto en tu bruma.
Hay muerte en tu risa.
Hay sexo en tus ojos.
Tu nuevo hombre para en un peaje
de autovía, y os perdeis
en frondosos labios.
Allí donde estuvieras,
amor de mis ansias,
háblame del viento,
Habla de la lluvia. del amor
de otros tiempos
Habla de cuando fuimos.
Sólo de cuando fuimos.
Nada más me importa.


Insomnio Sexo-Cósmico

No duermo. No duermo
Mis ojos son cristales
infinitos, donde duermen
el letargo las crías insomnes
de los peces eléctricos
de las profundidades.
Pesco por mi ventana, una
amapola negra, camino
por el límite de la galaxia,
desciendo hacia los hombres
y mujeres, y les abro en el costado
un arco iris sobre su cuerpos
desnudos, devoradores de
sexo en sus camas de arrecifes perlados.
Pongo un ojo, encima del otro ojo,
mi perfil picassiano
pasea por la ciudad de los calamares,
donde los violinistas callejeros
tocan el claro de luna de Debussy,
con los dientes de los tiburones.
Voy cosechando rosas rojas
por las aceras de las calles.
Y subo. Sí subo. Quimera de la
gaviota de los soles, hasta
ser uno con la luz. Y ser luz.
Y sentirme luz. No cuerpo material,
sino sustancia luminiscente. En
mi vigilia eterna sin los sueños.
Labro la mar, con delfines uncidos
al harado, por un yugo de coral
y algas. Y la ciudad se me viene
pequeña, y camino, por sus azoteas,
y por sus cielos, y conozco
sus cavernosos y dolientes corazones
desde la altura, y sé quien está marcado,
desde mi ámbito celeste, por la flecha
de diamante del amor o la muerte.
Las mujeres, adornan su sexo, con
lenguas de enamorados, y sus cabellos,
con imperdibles de ojos de amantes.
Y los hombres, cruzan sus cuchillos
de nacar y de sangre, y se hieren el
costado los unos a los otros, para
que viertan por el pecho del alma
el agua azul que anida en sus sexos
amputados.
La sangre del poeta, es negra como
la de los calamares, y escriben rimas
negras, sobre petalos amarillos a sus
amadas y amados, prisioneros del Dios
de la indolencia y el pecado.
Todos corren porque del cielo desciende
una lluvia de plumas de fuego,
y se esconden en iglesias, ayuntamientos,
burdeles, farmacias, hospitales,
para preservarse de la plaga de la muerte
de los hijos primogénitos.
El mar se llena de prados llenos de flores,
y en la ciudad huele a flores, y tierra adentro
huele al aroma de las flores marinas,
y los ahogados cantan, y chocan
sus calaveras blancas,
y los cuerpos se aman sin pudor, en
los dormitorios, en los párquenes,
en los cafés, en las iglesias,
se unen los cuerpos sin hacerse preguntas,
se toman de la mano, se divisan los rincones
secretos de la conscupicencia, y se
adentran los unos en los otros,
sin más preguntas, ni mentiras arrancadas
al vientre de las aguilas, con la certeza
que el tiempo de los tiempos, está ya cerca.
Y no duermo, y por eso, cada vez soy menos
material, cada vez soy menos cuerpo,
y cada vez más luz, más volátil, más etéreo.
Hasta el día en que de no dormir, mi cuerpo
sea invisible, y eterno, e inmortal, e impalpable.
Y lloraré lágrimas de peces azules sobre
el alfeizar del viento, pues mi distancia de la carne
será ya tanta que no podré ya jamás
sentir la llama eterna del arder desde tu sexo,
de que me bebas en las noches sin techos,
de que te dobles bajo mi pecho, para hacer
el animal mitológico de la dos espaldas.
Y ese día, no dormiré ya jamás, porque el sueño
será un país muy parecido a la muerte. Y querré
seguir despierto, sobre el acantilado,
contemplando los alcarabanes gigantes, y las ballenas
de siete colas, y los peces de fuego, y las olas
amarillas, y las espumas púpuras, y tus ojos tan verdes
en el cenit del cielo, mirándome desde el cielo,
como si toda tú fueras cielo, abismo, espacio.
Animal amado de belleza cósmica.
Cada mañana, al levantar mi mirada de mi no-sueño,
tu estarás allá arriba, junto al sol, las estrellas
los planetas y las constelaciones.
Y los niños en los colegios estudiarán el mapa
estelar de tu mirada.
Y yo sabré que tú eres el cielo, y eres el sol.
Y la noche es el infierno, en que te acuestas.
Y esperaré la aurora. Como un amante espera
a su amante. Y haremos el sexo cósmico, la cópula
estelar con fanfarria de trompetas solares.
Y nuestros hijos de fuego, en el crepúsculo de fuego
caerán a la tierra en forma de llameantes cometas..

(Juanma Miranda)

El Conde de Lautreamont pasea de noche fuera de su tumba

El Conde de Lautreamont pasea de noche fuera de su tumba
El poeta más maldito
Conde de Lautréamont
Nombre completo Isidore Lucien Ducasse
Nacimiento 4 de abril de 1846 . Montevideo, Uruguay
Defunción 24 de noviembre de 1870 (24 años)
París, Francia
Seudónimo conde de Lautréamont
Ocupación poeta
Nacionalidad Uruguaya
Género Escritos oscuros llenos de crueldad, ironía, sarcasmo, obscenidad y locura.Desconocido durante su corta vida, llevó a extremos inéditos el culto romántico al mal y es considerado precursor del surrealismo.
Biografía: Hijo del diplomático francés François Ducasse, asignado al Consulado general de Francia de Montevideo, Isidore Ducasse fue enviado como interno al Liceo imperial de Tarbes, y después a la ciudad de Pau. En aquella época, su tutor era Jean Dazet, un reconocido prohombre de Tabers. Se sabe que después de un viaje al Uruguay en 1867, volvió a París y se instaló en la calle de Notre-Dame-des-Victoires.
Debió de empezar estudios superiores, cuya naturaleza sin embargo resulta desconocida (a menudo se supone su concurso de ingreso en la École polytechnique). Publica los primeros cantos poéticos de su obra Los cantos de Maldoror en 1868 (la obra completa será impresa en Bélgica un año más tarde). Sin embargo, el editor Lacroix se negó a vender el libro porque temía ser acusado de blasfemia u obscenidad. En 1870 habita en la calle Vivienne y publica las Poesías, cuya publicidad aparecerá en la Revue populaire de París.
Isidore-Lucien Ducasse falleció en noviembre de 1870, a los 24 años. Poco antes, había hecho imprimir la edición completa de sus Cantos de Maldoror, una mínima tirada de 10 ejemplares que el editor, Albert Lacroix, de Bruselas, consintió en hacer ante el ruego del autor, temeroso del escándalo que podía producir semejante literatura. De todos modos, Ducasse ya no parecía a esa altura muy interesado en ese libro cuyo primer canto había publicado dos años antes, sin mención de autor. Ducasse pagó el costo de la impresión. En la casi invisible edición belga aparece el seudónimo de Conde de Lautréamont. La obra, ahora considerada hito fundamental de la historia de la poesía moderna, no alcanza en su momento notoriedad alguna.
La anonimia en la edición parcial y el seudónimo en la edición completa, la escasa tirada de una y la escasísima de la otra, más la falta de datos biográficos y, durante mucho tiempo, hasta de un retrato del autor, hizo de Lautréamont un misterio que, durante décadas, muchos intentaron resolver a través de una imaginación con frecuencia desenfrenada. Así, León Bloy dice que Lautréamont es el autor de un libro monstruoso -en obvia referencia a los Cantos-, lava líquida, algo insensato, negro y devorador; luego agrega que este alienado, deplorable, el más desgarrante de los alienados murió en una celda para locos furiosos... Afirmación nacida sólo de la acalorada mente de Bloy ya que Ducasse-Lautréamont murió en su domicilio del n° 7, rue du Faubourg-Montmartre, en París, y, según uno de sus editores, su locura se limitaba a leer mucho, hacer largas caminatas al borde del Sena, beber mucho café y tocar el piano para enojo de los vecinos

Los Cantos de Maldoror

Imagen surrealista (e irracional) de Los Cantos de Maldoror, sección VI-1.En Los cantos de Maldoror ensalza el asesinato, el sadomasoquismo, la violencia, la blasfemia, la obscenidad, la putrefacción y la deshumanización. Los surrealistas lo rescataron del olvido e hicieron de él uno de los precursores de su movimiento.
Maldoror es una figura demoníaca suprema que aborrece a Dios y a la humanidad.
El personaje central de Los cantos de Maldoror (en francés «Mal d'Aurore», «Mal de la aurora») es una figura que reniega ferozmente de Dios y del género humano. En un libro en el que resuenan «los cascabeles de la locura», la crueldad y la violencia, Maldoror encarna la rebelión adolescente y la victoria de lo imaginario sobre lo real: su odio hacia la realidad (eso que llama «El Gran Objeto Exterior») lo separa de sus congéneres, y por este motivo sufre. Aun así, su orgullo (diríamos miltoniano) es más poderoso.
Lo grotesco, el espanto y lo ridículo en Los cantos recuerdan a la obra de otro gran antecedente del surrealismo, El Bosco. No por casualidad fue Lautréamont motivo de inspiración para escritores como Alfred Jarry, Louis Aragon, André Breton o Benjamin Péret, y artistas plásticos como René Magritte, Salvador Dalí, Amedeo Modigliani, y Man Ray.
El tono que caracteriza a la obra es fuertemente apelativo, de interpelación y de sorpresa permanente al lector desprevenido. Los Cantos de Maldoror obedecen a una estructura a la que el autor intenta ser fiel, a pesar de que su evolución testimonia lo contrario. La publicación de 1868 (sólo el primer canto) presentaba algunas partes dialogadas con indicaciones escénicas que fueron suprimidas en los siguientes.
Es una obra inspirada en el Manfred de Lord Byron, el Konrad de Adam Mickiewicz, el Fausto de Goethe. De estas figuras retendrá, sobre todo, la idea de un héroe negativo, satánico, en lucha abierta contra Dios, aunque el estilo elegido finalmente participa de la literatura épica; de ahí la división en estrofas de cada uno de los Cantos, con excepción del sexto y último, en el que la construcción de una pequeña novela de una veintena de páginas cambia el estilo hasta entonces adoptado.
Considerada por muchos una obra “maldita” se convirtió en una obra de culto y en un arcano cuyo secreto debía alejarse de ojos profanos. El Canto I fue publicado en agosto de 1868, en Bruselas con dinero de su padre; firmó la obra con tres asteriscos, lo mismo que la segunda edición, la cual apareció en una publicación colectiva titulada "Parfums de l´âme" ("Perfumes del alma") en 1869. En la primavera del 1869, Ducasse entrega al editor Lacroix el manuscrito completo de la obra, que nunca llegará a las librerías y de la cual sólo unos pocos ejemplares son encuadernados y entregados al autor.
Entre sus obras tambien figuran unos poemas publicados poco antes de su muerte.
Su famosa comparación «bello como el encuentro fortuito, sobre una mesa de disección, de una máquina de coser y un paraguas» configura uno de los rasgos más distintivos del irracionalismo surrealista: la conjunción de realidades inconexas, dislocadas o incluso contradictorias.
En el año 2004 (más de 130 años después de la muerte del poeta) la artista neoyorquina Shishaldin solicitó formalmente al gobierno de Francia (mediante una carta a su presidente Jacques Chirac) el permiso para casarse póstumamente con Lautréamont. En Francia, debido a una curiosa y antigua ley en desuso, el presidente tiene la autoridad de sancionar casamientos entre personas vivas y muertas; es decir, de modo póstumo.
El 22 de junio de 2003, el compositor uruguayo Leo Maslíah estrenó su ópera Maldoror, basada en el libro de Lautréamont, en el Teatro Colón de Buenos Aires.

Lautréamont en España; Rubén Darío dedicó una breve semblanza a Lautréamont en su libro Los raros. Tras su descubrimiento por los surrealistas, los hermanos Gómez de la Serna publicaron una versión de Los cantos, con prólogo de Ramón y texto de Julio. La lectura del libro sirvió de inspiración directa para Pasión de la tierra, de Vicente Aleixandre.

Curiosidades. Su acta de defunción fue levantada por Louis-Gustave Nast, adjunto al alcalde, el 24 de noviembre de 1870 (jueves), y dice:
Isidore Lucien Ducasse, hombre de letras, de 24 años de edad, nacido en Montevideo (América meridional), fallecido esta mañana, a las 8, en su domicilio de la calle del Faubourg-Montmartre, nº 7, sin más datos. El acta ha sido levantada en presencia del señor Jules-François Dupuis, hotelero, calle del Faubourg-Montmartre, nº 7, y de Antoine Milleret, camarero, en idéntico domicilio, testigos que han firmado con nos, Louis-Gustave Nast, adjunto del alcalde, tras haberlo leído y haber comprobado el fallecimiento ante la ley.
Al día siguiente fue enterrado en el cementerio del Norte de París; en 1890 sus restos se perdieron para siempre en el Osario de Pantin.

Carta de Ducasse al editor Lacroix (traducida del idioma francés): I. Duchase, Faubourg Montmartre, 32.
¿Lacroix ha consentido en la edición o qué ha hecho? ¿O es que la ha rechazado usted?. Él no me ha dicho nada al respecto, y yo no lo he visto desde entonces.
¿Sabe?, he renegado de mi pasado. Ya no cantó más que a la esperanza; pero, para ello, es preciso primero atacar contra la duda de este siglo (melancolías, tristezas, dolores, desesperos, lúgubres relinchos, maldades artificiales, orgullos pueriles, cómicas maldiciones, etc., etc.). En una obra que llevaré a Lacroix a primeros de marzo, tomo en consideración las más bellas poesías de Lamartine, de Victor Hugo, de Alfred de Musset, de Byron y de Baudelaire, y las corrijo en el sentido de la esperanza; señalo qué habría hecho falta hacer. Al mismo tiempo corrijo seis piezas de las peores de mi santo libro.
ObraLos cantos de Maldoror (1869).
Poesías (1870).
Véase también Los poetas malditos


Jorge Luis Borges : Remordimiento

He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.

Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida

no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.

Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado

Sam Shepard: el otro sueño americano

Sam Shepard: el otro sueño americano

La doble de la estrella

Me encontré con la doble de la Estrella

al abrirse hacia los lados la puerta del ascensor

y yo salía

y ella entraba

a las cuatro de la madrugada

y vi que estaba absolutamente pirada

le pregunté qué había tomado

dijo 6 Valium y Vino Blanco

porque hoy era el último día de rodaje

y le pareció que había que celebrarlo

jodiendo con algún tío del equipo

y colocándose

porque éste era su pueblo

y ella iba a quedarse

mientras nosotros nos íbamos

y la tortura de no ser más que una doble

dejada atrás

en un pueblo en el que le dolía haber nacido

estaba destrozándola ahora

de verdad

y eso hizo que volviera a avergonzarme

de trabajar como actor en una película

y provocar ilusiones tan estúpidas

de modo que me la llevé a mi habitación

sin planes respecto a su cuerpo

y ella se sintió desesperadamente decepcionada

intentó arrojarse por la ventana

y le dije que no valía la pena

no es más que una película estúpida

no tan estúpida, dijo ella, como la vida



El insomnio

El insomnio es una cadena

El insomnio es un lazo

El insomnio es un círculo vicioso

Ahora mismo

Dentro de mi cabeza

Dentro de los huesos

Gira mi cuello

Se mueve el cartílago

Me gusta el ruido de mis huesos

En medio de esta emergencia

Pienso en ti

Y sólo en ti

En medio de esta sangre insomne

Tus labios rosados

Tus brazos extendidos hacia arriba

No puedo respirar sin ti

Pero este círculo de costillas

Sigue funcionando por su cuenta

(SAM SHEPARD)




Leviatán de Paul Auster:
Todo comienza con un muerto anónimo: en una carretera de Wisconsin, un día de 1990, a un hombre le estalla una bomba en la mano y vuela en mil pedazos. Pero alguien sabe quién era, y con el FBI pisándole los talones, Peter Aaron decide contar su historia, dar su versión de los hechos y del personaje, antes de que la historia y las mitologías oficiales establezcan para siempre sus falsedades o verdades a medias como la verdad. Y así, Peter Aaron escribirá "Leviatán", la biografía de Benjamin Sachs, el muerto, también escritor y objetor de conciencia encarcelado durante la guerra de Vietnam, desaparecido desde 1986, autor de una novela de juventud que le convirtió fugazmente en un escritor de culto, acaso un asesino, y angustiado agonista de un dilema contemporáneo: ¿Literatura o compromiso político? ¿Realidad o ficción?.

Dylan Thomas: " Y la muerte perderá su dominio..."



Poema de Dylan Thomas:

Antes que llamara y la carne me abriese...

Cuando de pronto los cerrojos del crepúsculo...

De los suspiros algo nace...

Desde la primavera fiebre del amor a su infortunio...

Donde una vez las aguas de tu rostro...

El jorobado en el parque

En mi oficio o mi arte sombrío...

Este pan que yo parto fue alguna vez avena...

Mi mundo es pirámide

Nuestros sueños de Eunuco, sin semillas en la luz...

Plegaria

Prólogo

Quién eres tú

Si me hiciera cosquillas el roce del amor...

Un cambio en los climas del corazón...

Veo a los muchachos del verano en su ruina...

Y la muerte perderá su dominio...

La máquina de follar (Charles Bukowski)

Bukowski, emparentado desde su independencia con los postulados de la Generación Beat (aunque fuera de la misma), desarrollaba una literatura contracultural que escarbaba en el lado más sucio, enmerdado y miserable de la vida, como reflejo de su (nuestra) propia existencia y realidad, a la que satiriza y mortifica de manera insurrecta y provocadora.
"La máquina de follar" es uno de sus libros más representativos, una colección de relatos en los que el autor, con gran carga autobiográfica, léxico instigador y una gradación agridulce, nos habla de sus cuitas con el sexo y el alcohol.

Fragmento de la novela:

Hacía mucho calor aquella noche en el Bar de Tony. Tanto que ni siquiera pensaba en follar, sólo en beber cerveza fresca.
Tony nos puso un par para mí y para Mike el Indio. Mike sacó el dinero. Le dejé pagar la primera ronda. Tony lo echó en la caja registradora, aburrido, y miró alrededor... había otros cinco o seis tipos mirando sus cervezas. Imbéciles. Así que Tony se sentó con nosotros.

- ¿Qué hay de nuevo, Tony? -pregunté.
- Es todo una mierda -dijo Tony.
- Entonces no hay nada nuevo.
- Mierda -dijo Tony.
- Ay, mierda -dijo Mike el Indio.

Nos bebimos las cervezas.

- ¿Qué piensas tú de la Luna? -pregunté a Tony.
- Mierda -dijo Tony.
- Sí -dijo Mike el Indio-, el que es un carapijo en la Tierra, es un carapijo en la Luna, qué mas dá.
- Dicen que probablemente no haya vida en Marte -comenté.
- ¿Y qué coño importa? -preguntó Tony.
- Ay, mierda -dije-. dos cervezas más.

Tony las trajo, luego volvió a la caja con su dinero. Lo guardó. Volvió.

- Mierda, vaya calor. me gustaría estar más muerto que los antiguos.
- ¿A dónde crees tú que van los hombres cuando mueren, Tony?
- ¿Y qué coño importa?
- ¿Tú no crees en el espíritu humano?
- ¡Todo eso son cuentos!
- ¿Y qué piensas del Che, de Juana de Arco, de Billy el Niño, y de todos esos?
- Cuentos, cuentos.

Bebimos las cervezas pensando en esto.

- Bueno -dije-, voy a echar una meada...









Relatos de Salinger

J.D. Salinger publicó “Nueve Cuentos” entre su gran éxito “El Guardián entre el Centeno” y su tercer y último libro, “Franny & Zooey”. Como en ellos, también en esta colección de relatos el autor se interesa por sus temas preferidos: la infancia, la inteligencia, la educación, las convenciones socioculturales.
En “Nueve Cuentos” hay, por supuesto, nueve historias. La mayoría tiene como protagonista, o al menos como comparsa, a algún niño o adolescente, personajes que a Salinger siempre le dan mucho juego. Marcado también por la reciente Segunda Guerra Mundial (el libro se publicó en 1948), algunas de las historias hablan de combatientes de esa contienda, de sus ánimos y sus trágicos destinos. Por ejemplo, el primero de los cuentos del libro, ‘Un día perfecto para el pez plátano’, para mi gusto el mejor de todos, donde esa frustración de la guerra y la locura que provoca se ven reflejadas en una narración preciosa, matizada por la mirada inocente de una niña.
También otro cuento, ‘El tío Wiggily en Connecticut’, retoma el tema de la guerra, esta vez desde la óptica de una mujer que perdió a su novio durante el conflicto. Se ceba Salinger en esa clase aburguesada y snob que surgió en los años cuarenta, criticando (de modo hermoso y sutil) su frivolidad y su ignorancia.
El desamor visto a través de los ojos de un niño es el tema de ‘El hombre que ríe’, una historia que recuerda a “El Guardián entre el Centeno” por su protagonista y por el tono con el que está contada. Una vez más, el autor demuestra una especial empatía con los sentimientos de los niños y una habilidad especial para describir el mundo con otra mirada.
Algo que está muy presente en el relato ‘En el bote’, una narración muy bella, muy breve, en la que Salinger da el do de pecho en cuanto al tratamiento de los sentimientos infantiles. La relación mágica y única que se establece entre un hijo y una madre trasciende todo tipo de barreras y convencionalismos.
Por último, para no aburrir, cito un cuento titulado ‘Linda boquita y verdes mis ojos’, en el que el amor, el enamoramiento, se trata con una sencillez deslumbrante, dejando caer al mismo tiempo una elegante reflexión sobre la inteligencia y lo que supone, esa sensación que flota siempre sobre los textos de Salinger, en los que parece que la educación convencional constriñe a la gente y priva de una percepción más inocente y natural del mundo que nos rodea.
En general, el nivel de los cuentos es bastante alto, aunque se nota cierta repetición en el uso de los recursos literarios (Salinger abusa del diálogo y de ciertos personajes arquetípicos). No creo que alcance la altura de “El Guardián entre el Centeno”, pero las historias son un buen acercamiento a ese universo particular del autor.

(sólo de libros)

Jack Kerouac-Jaikus

Jack Kerouac-Jaikus

" La perla " : la joya de las novelas cortas del premio Nóbel John Steinbeck

" La perla " : la joya de las novelas cortas del premio Nóbel John Steinbeck

Cesare Pavese-El hermoso verano

Cesare Pavese-El hermoso verano

H.P.Lovecraft

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Musica para el viaje de la noche


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Albert Camus: El extranjero

Albert Camus: El extranjero
A todos siempre les llamó la atención la conducta, el proceder de Meursault. A su jefe cuando le ofrece trasladarlo a Paris y no se alegra. A Maria el hecho de que al día siguiente al entierro de su madre, vaya a bañarse, la invite al cine… Al director y al conserje que no llore no quiera ver el cuerpo de su madre… Todas actitudes que denotan indiferencia, insensibilidad, desamor.
Meursault es el fin reflejo del aburrimiento, la decidía, el absurdo. Todo su proceder es casi inhumano. Parece aceptar la vida, el devenir como algo automático. La cotidianidad lo va socavando en su humanidad, en su dignidad. Su descreimiento, su falta de arrepentimiento, la carencia de valores todo en él, es un despropósito. El fiscal exploto al máximo sus errores para obtener la condena.
Más que el crimen, su propia vida fue la razón de su ejecución.

Louis Ferdinand Céline

Louis  Ferdinand Céline

Viaje al Final de la noche (1932) Louis Ferdinand Céline

Viaje al final de la noche: «Os lo digo, infelices, jodidos de la vida, vencidos, desollados, siempre empapados de sudor; os lo advierto: cuando los grandes de este mundo empiezan a amaros es porque van a convertiros en carne de cañón". Céline, Louis-Ferdinand (2008). Viaje al final de la noche. Edhasa. pp. 573. «83»

Su obra más famosa es Viaje al fin de la noche (Voyage au bout de la nuit), una narración de rasgos autobiográficos publicada en 1932. Su protagonista, Ferdinand Bardamu, enrolado en un momento de estupidez en el ejército francés y asqueado en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, decide desertar haciéndose pasar por loco, no sin presentar toda suerte de personajes pintorescos, y el absurdo y la brutalidad de la guerra. Tras esta y un noviazgo con una estadounidense, Lola, va a parar a un barco —en el que los demás pasajeros lo quieren linchar—, rumbo a una colonia francesa en África. Su descripción del sistema colonial francés es hilarante y sumamente crítica: dice, más o menos, que las colonias francesas son el paraíso de los pederastas y que todo se funda en la explotación del negro (idea que recuerda El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad). Unas fiebres acaban con esa aventura y llega en un estado cercano a la esclavitud a Estados Unidos. Escapa en Nueva York, donde vive por un tiempo y se reencuentra con Lola, a quien extorsiona. Vuelve a viajar, esta vez a Detroit, donde traba amistad con una prostituta norteamericana, pero vuelve a París y ejerce la medicina a pesar del asco que le da su clientela.

La aparición de Viaje al fin de la noche fue una innovación literaria sin igual. El lenguaje oral, grosero y muy jergal, escandalizó a los contemporáneos y fue mucho más lejos que escritores que intentaron, antes de Céline, escribir usando este registro, como Émile Zola. Su prosa, como su forma de abordar los temas, y los temas en sí mismos, es extremadamente violenta, amarga y quebradiza. Su ritmo es salvaje, acelerado —y en él reposa gran parte del mérito literario del autor—. Su lenguaje es vivo, libre de todo tipo de formalidades, para escribir del modo más expresivo posible.

Céline evidencia una visión del mundo y sus habitantes descarnada y mordaz. Defensor de presentar la miseria sin adornos que la conviertan en una parodia, considera que mostrar la naturaleza humana sin máscaras es un acto de sinceridad. «En Céline la opción en pro de una escritura agresiva, el gusto por las bromas —más exactamente, ocurrencias— y la provocación se apoyan en este caso en una conciencia permanente en su valor como escritor».4

De estilo vivísimo, a veces intraducible a causa de su propensión a imitar el lenguaje oral, influyó profundamente en las generaciones posteriores. Autores como Charles Bukowski, Jean-Paul Sartre, Henry Miller, William S. Burroughs, Kurt Vonnegut, Billy Childish, Irvine Welsh y el contemporáneo Alessandro Baricco lo reconocen como una profunda influencia en sus obras.

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Autor de este blog: Juan Manuel Miranda. Tema Fantástico, S.A.. Con la tecnología de Blogger.